domingo, 1 de diciembre de 2013

MACHOTE PASIVO EN EL SAUNA 945 (GAY PARAGUAY)

      Es indudable que los que amamos el sexo sin límites (obvio, con la protección correspondiente), sentimos que debemos conocer todos los lugares de ocio donde podamos satisfacer nuestros instintos más bajos y divertirnos de la manera más sexual posible con un/unos amigo/os, o un/unos desconocido/desconocidos.



     Después de haber recorrido los cines, comencé a interesarme por las saunas, sobre todo la que más sensación de anonimato me daba, la 945.
    Fui muchas veces, no lo niego. Pero esta vez tuve la experiencia más excitante como trotamundo en los diferentes lugares donde se puede chupar y coger  sin miedos, y de la que, hasta ahora, se me pone dura la pija de tan sólo imaginarme.
     Era sábado de tarde, el clima estaba bastante húmedo y parecía que iba a llover. Al llegar al sauna, ni sabía que la puerta que estaba a mi costado (al costado de la recepción), ya no era la puerta de entrada. Se cambió por la puerta que daba a mis espaldas (a la hora de pagar la entrada)
     Había muchos grupos, particularmente me gusta la gente discreta, sin que chusmeen de una forma evidente entre ellos, amén de las locas (no lo digo en forma de burla). Siempre me dejo el bóxer puesto, porque asisten muchos desubicados que al pasar te tocan y estrujan la pija, algo que no me gusta mucho, a menos que sea una persona que de verdad me caliente.
   Dos horas después de pasearme por todo el sauna, de subir y bajar mil veces por las escalera, y de observar a todos los muchachos, por fin vi a alguien que verdaderamente me llamó la atención.

   Se trataba de un tipo blanquito, medio rellenito con un poco de pelo en el pecho y un vello finísimo que bajaba desde su ombligo hasta llegar al paraíso.  Churrísimo, tendría 28 ó 29 años, un aspecto varonil de esos que si lo encontrás caminando por la calle, ni te imaginarías que le calientan los tipos.
    Le fiché desde arriba, mientras él se sentaba en la barra. Al parecer no le conocía a los encargados porque pidió una gaseosa y ya no les habló ni le dirigió la mirada.
    Subió hasta la planta alta. Le miré directo a los ojos con una mirada que le decía: "te quiero chupar y sentir hasta el fondo". Entró en las habitaciones oscuras por la entrada que está hacia el bañito y le seguí. Puse toda mi energía en lograr que me fiche, que me observe.
    Se paró cerca de la escalera, la habitación no estaba completamente oscura, le empecé a tocar la pija sin decirle una sola palabra y poco a poco sentía como se iba levantando. No tenía grande, pero como todavía soy pasivo principiante, estaba perfecto para tenerlo adentro.
    Le dije al oído para entrar en una de las cabinas y me dijo que sí. Entramos y me pregunto de dónde era y cómo me llamaba (famooooso). Nos sacamos las toallas y él se fijó que tenía puesto mi bóxer. Empezó a lamer la tela y con la boca estiró de la goma hasta que mi pija saltó hacia afuera de tan caliente que estaba.
    Poco a poco me fui dando cuenta que el gran machote que tenía junto a mí, era pasivo. Le comencé a ensalivar su lindo culo peludito, mientras él me seguía chupando desesperadamente. Me daba lenguetazos en la cabeza de mi pija, tragaba el poco semen que me salía, chupaba y lamía mis bolas como un verdadero profesional. Era buenísimo en todo lo que hacía.
   Tenía bastante pelo en las piernas y eso me excitaba demasiado. Me puse el preservativo y me senté en la sillita de la cabina, luego despacito el empezó a sentarse encima de mi pija, metiendo todo hasta el fondo en un ratito.
    El tipo empezó a subir y bajar, no le escuché quejarse; bailaba y saltaba encima de mi pija, la sacaba toda y volvía a meterla hasta el fondo. Se acostó en la silla boca arriba y abrió sus piernas pidiéndome que le coja tocándole y lamiéndole sus duritos pezones.
   Tenía mucho aguante, yo le embestía hasta el fondo. Luego se puso de cuatro, abrió hasta más no poder sus piernas peludas, agachó la cabeza hacia el frente y de un sólo golpe le garché hasta el fondo. Mi pija mide un poco más de 20 centímetros y es un poco gruesa, pero el tipo no dio ni una sola muestra de dolor. Él mismo empujaba para que le entre todo.
  Después de mucho coger, se volvió a acostar boca arriba, me saqué el preservativo y largué muchísimo semen sobre su pecho, semen bastante caliente. Él empezó a desparramar esa leche espesa por su panza y pecho, pajeándose luego hasta largar y bañarse en ese río espeso de la mezcla de los dos.
    Parece mentira, pero sólo después de terminar esa gran cogida, me di cuenta de su acento brasilero.portugués (o lo que sea), y me invitó para ir a limpiarnos abajo. Le dije que le alcanzaba ahí, pero fiel a mi política de no ir más allá de lo sexual, me quedé en el baño de arriba para limpiarme y luego bajar a ducharme.
    Como lo único que busco en estos lugares es diversión, no me relaciono mucho con los pendejos con quienes he cogido. Después de asearme voy directo a los vestidores y salgo de la manera más discreta posible de ese lugar.
   Hoy ya ni me acuerdo del nombre pero sí de era carita de macho y calentón, con ese comportamiento zafado de querer pijas por todos lados, que me sigue excitando cuando pienso en lo que pasó.
   Nunca lo volví a ver el sauna, pero ojalá que alguna vez pueda volver a tener una experiencia con un machote pasivo como él.

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